La cárcel de Piñero fue construida como un Centro de Detención de máxima seguridad. Sabemos que por la palabra SEGURIDAD, podemos considerar diferentes conceptos, incluso opuestos; según, nuestras convicciones, miradas, situación y posiciones tomemos al respecto. En diversos medios de comunicación las autoridades han expresados interesantes y admirables significaciones de este vocablo, que no se plasma en la realidad. Coincidimos que la educación y el trabajo, es lo que hace que todo ser humano adquiera seguridad, y que esto es un derecho inalienable. Derecho del que no puede ser privado junto con su libertad ambulatoria, por el contrario, son pilares fundamentales en la ejecución de la pena a fin de integrarse en la sociedad. En la Unidad Nº 11 estos derechos no sólo no están garantizados, sino que las pocas oportunidades que cuenta tanto en los talleres laborales, escuela primaria (ya que secundaria no existe) y espacios culturales, son generalmente truncados por la falta de disposición de los empleados del Servicio Penitenciario de permitir la participación de los internos en estas actividades. En numerosas ocasiones, estas mismas autoridades, vienen manifestando la voluntad de hacer de las prisiones lugares abiertos a la sociedad civil. En Piñero, una persona está separada desde su celda a un espacio de libertad, a unos 50 metros, por una reja y 3 alambrados; sin embargo, una persona para ingresar del medio libre al mismo pabellón debe atravesar 17 puertas, 6 exclusas de control y aproximadamente 300 metros. Evidentemente de las palabras a las acciones hay un poco más de distancia.