Si bien sabemos que en estos últimos tiempos en el Instituto “Modelo” se han registrados pocos cambios positivos, cierto tipo de situaciones negativas siguen existiendo y todavía falta mucho por hacer.
En cuanto al personal penitenciario hay muchos que quieren hacer bien las cosas, sabemos que se tienen que enfrentar a la verticalidad y el autoritarismo arcaico y ya rancio de la institución.
Ciertos jerarcas de rango mayores que no están de acuerdo; ni con la política de diálogo, y mucho menos con la conducción civil de la Unidad, medidas que se tendrán que extender a las demás unidades de la provincia de Santa Fe dada las conocidas carencias que registra las planas mayor del Servicio Penitenciario.
Si sólo observamos el estado de las cárceles santafesinas, sobran las palabras. En estos casos no sólo demuestran una elevada ineptitud para cubrir los cargos que ocupan sino que también se acoplan a la ley del menor esfuerzo. Con esto desgastan toda energía positiva.
Es tiempo que en la institución de una vez por todas se pongan a pensar y decidan implementar programas de contención orientados a los sectores más postergados y vulnerables de la unidad.
Si muchas veces se registran situaciones de violencia es fácil culpar a los pibes y decir que todos son “bardos” y que “viven haciendo macanas”.
Por esto decimos que hay que pensar qué hacemos, qué les enseñamos, o a dónde estamos cuando más lo necesitan.
En cuanto al personal penitenciario hay muchos que quieren hacer bien las cosas, sabemos que se tienen que enfrentar a la verticalidad y el autoritarismo arcaico y ya rancio de la institución.
Ciertos jerarcas de rango mayores que no están de acuerdo; ni con la política de diálogo, y mucho menos con la conducción civil de la Unidad, medidas que se tendrán que extender a las demás unidades de la provincia de Santa Fe dada las conocidas carencias que registra las planas mayor del Servicio Penitenciario.
Si sólo observamos el estado de las cárceles santafesinas, sobran las palabras. En estos casos no sólo demuestran una elevada ineptitud para cubrir los cargos que ocupan sino que también se acoplan a la ley del menor esfuerzo. Con esto desgastan toda energía positiva.
Es tiempo que en la institución de una vez por todas se pongan a pensar y decidan implementar programas de contención orientados a los sectores más postergados y vulnerables de la unidad.
Si muchas veces se registran situaciones de violencia es fácil culpar a los pibes y decir que todos son “bardos” y que “viven haciendo macanas”.
Por esto decimos que hay que pensar qué hacemos, qué les enseñamos, o a dónde estamos cuando más lo necesitan.