Por: Juan Cruz
Luego de finalizar la segunda guerra mundial tras haber sido derrocada la Alemania nazi comienza una nueva etapa por el control de poder a escala mundial donde se enfrentaron dos sistemas, lo que se denominó “La guerra fría”. En este desafío uno de los más destacados exponentes del capitalismo era estaba Estados Unidos, por el otro lado en resguardo del comunismo se encontraba la Unión Soviética.
Después de haber sido arrojada innecesariamente la bomba atómica en el Japón Estados Unidos no sólo tomó el control del Océano Pacífico sino que se puso al frente en esta controversia puesto que de esta forma le demostró al mundo entero quienes eran los dueños de las armas más poderosas y así comienza su expansión imperialista.
Por su parte la Unión Soviética no se quedo de brazos cruzados y tras una acelerada carrera armamentista empezó a desarrollar su artillería nuclear, a su vez se fueron trasladando a distintos lugares del mundo las doctrinas de este sistema que por un lado amenazaba los intereses de una minoría capitalistas y por otro favorecía una mayoría oprimida por los primeros.
En esos tiempos, como en los de hoy en nuestro país, predominada el poder capitalista. El pueblo argentino cansado del avasallamiento burgués y motivado por la victoria de sus pares cubanos se organizó y empezaron a generar distintos movimientos sociales con la intención de lograr una equilibrara distribución de las riquezas y del saber; y de esa forma poder generar una mejor justicia social.
El poderío burgués instalado en nuestro territorio tras ver amenazados sus interese no podía permitir que estas ideologías siguieran su avance. Lo que más les generaba pánico y estupor no eran los movimientos armados, sino los militantes sociales de bases que luchaban con armas mucho más poderosas que cualquier elemento nuclear. Los que intentaban llevar el saber al pueblo e iban generando conciencia en las masas para lograr su emanciparan y por consiguiente su libertad… había que terminar con ellos.
Para esto tenían que tomar el poder absoluto y la forma mas factible de lograrlo era a través de un duro golpe; Un Golpe de Estado. Esta medida, hoy atípica, ya había dado muy buenos resultados en otro países de la región y para poder lograr este objetivo apelaron a sus cómplices instalados dentro del brazo armado del estado… las fuerzas armadas de seguridad.
No fue una guerra como la que quisieron figurar con el pretexto de “la teoría de los dos demonios”. Muy lejos de eso el exterminio masivo llevado adelante por estos sirvientes mal pagos del poder estuvo dirigido principalmente a aquellos que luchaban desde las bases, sin violencia armada, quizás con mucha bronca generada por la opresión pero estamos seguros que también lo hicieron con mucho amor, y en la mayoría de los casos sin saber que les arrebatarían las vida por ello, pero lo que si sabían era que si lo lograban terminarían con un sistema que mantenía al pueblo sumido en la pobreza, principalmente intelectual.
La consigna que utilizaron en esta cruzada del terror fue: “Son subversivos, terroristas, enemigos internos que atentan contra la seguridad nacional y por lo tanto hay que destruirlos”. Y lo más penoso fue que gran parte de la sociedad argentina con su silencio amparo y avalo este genocidio…y en muchos casos para alivianar el peso de sus conciencias era mejor pensar y decir “Algo habrán hecho”
En uno de los párrafos anteriores decíamos “golpes de estado atípicos” esto porque, salvo el reciente golpe cívico militar en Honduras en la franja de America Latina, hoy utilizan otras formas más sutiles de golpes de estado.
El control desde afuera del estado al poder económico ya les resultó una forma anticuada y ahora no sólo se instala dentro de él sino también causa estragos captando a muchos militantes de base con la siguiente promesa, “Desde adentro se puede lograr favorecer al pueblo”. Y con esta especie de anestesia progresista no sólo neutralizan una gran resistencia colectiva sino que se ven beneficiado al aplacar las masas que movilizan estos militantes y de ese modo lleva adelante una represión más tenue pero efectiva.
Como ejemplo ligero: Se acuerdan de aquellas que prometieron una revolución y el poder término captándolas logrando de esa forma que traicionaran no sólo los sueños de su hijos sino también los de todos aquellos que cayeron por luchar por un mundo mejor.
Si viajar mucho en el tiempo recientemente pudimos ver otras de las estrategias. A través de los medios masivos de difusión y utilizando como caballito de batalla “La inseguridad”, el poder económico anestesio a las masas y arrazo con la mayoría de los votos logrando con esto arraigarse aún más dentro del peor enemigo del pueblo “El Estado”.