El derecho a libertad de expresión, a la elección de autoridades, a la libertad de circular y tantas otras cosas que hoy reconocemos como propias. Un 24 de marzo 1976 Jorge Rafael Videla comenzaba la etapa más cruenta y horrorosa de la historia Argentina; miles de jóvenes fueron torturados, asesinados y desaparecidos por un ideal.
Hechos inconclusos, desaparecidos sin aparecer, asesinos sin juzgar. Y hoy, ¿Qué papel jugamos nosotros los jóvenes que nacimos y vivimos en democracia?
Es hora de reflexionar y tratar de imaginarse esa oscura noche de la dictadura bajo un régimen autoritario, lleno de impunes asesinos de niños, niños que nacían en campos de torturas y ni siquiera eran puestos en brazos de sus padres, padres que eran torturados y luego asesinados.
Si tratáramos de reflexionar solo un poco y pensar: ¿por que hubo 30.000 desaparecidos? ¿Que fue lo que los hizo desaparecer?
Y tratar de entender como viven, sueñan y piensan en los hijos de desaparecidos, comprenderíamos que si para algunos la vida es sueño, para otros fue una pesadilla, donde hablar, pensar y soñar libremente era sentencia de muerte.