Desde la Agencia Rodolfo Walsh
(AW)Sumamos con toda energía nuestro rechazo a que Alejandro Marambio Avaría realice, hoy a las 21, una charlatanería “sobre cárceles” en la Facultad de Ciencias Sociales. Este personaje, fue titular del Servicio Penitenciario Federal, desde mediados de 2007 hasta hace unos pocos meses. Cientos de seres humanos fueron asesinados durante su gestión, miles de presos y cautivas fueron sometidos a tormentos, y todas sus familias al verdugueo y la humillación. Su encarnizamiento llevó al suicidio real o perpetrados por sus subordinados a decenas de compañeros/as. Organismos de derechos humanos que nunca habían perdido su visita a los seres humanos privados de libertad, en la constitucionalidad, no pudieron ingresar durante meses cuando el dirigía los campos de concentración, bajo la protección de Aníbal Fernández y el Estado. Por otra parte, una simple investigación daría cuenta de su enriquecimiento ilícito ¿Qué dirá Marambio hoy? ¿Explicará como apalear hasta la muerte? ¿Relatará cómo los hombres bajo su mando introducían bastones en el ano de los presos? ¿Dirá cómo se obligaban a las mujeres a hacer flexiones desnudas como era la práctica dictatorial? ¿Expondrá cómo ascendió a corruptos denunciados hasta por hombres de su propia fuerza?¿Detallará como fue la conspiración para asesinar al Procurador Francisco Mugñolo y al abogado Ariel Cejas, según lo declararon 4 presos en sede judicial, luego de arrepentirse por miedo a ser “limpiados”? ¿O tal vez, contará como avasalló el Centro Universitario Devoto en el peor ataque sufrido por estos estudiantes en 25 años? Precisamente, desde el CUD los compañeros Rodolfo Rodríguez y Maximiliano Zevallos, entre otros, emitieron el siguiente comunicado de repudio que hacemos nuestro en toda su extensión.
Oscar Castelnovo
Agencia Walsh y AgruPasión Para la Libertad
A quien corresponda:
Enterados de la programación de una charla que realizaría Alejandro Marambio en la sede de Constitución de nuestra querida Facultad de Ciencias Sociales, los estudiantes universitarios de Sociales en situación de encierro que integramos el Centro Universitario Devoto expresamos nuestro más enérgico repudio a la actitud de la autoridad universitaria que haya autorizado dicho evento, y solicitamos la adhesión en tal sentido de l@s compañer@s estudiantes, docentes, trabajador@s no docentes y autoridades de todas las Carreras que se dictan en nuestra Facultad.
Marambio es, para quien quiera verlo, el representante del sector más retrógrado y anti vida que se puede encontrar dentro de las filas del Ministerio de Justicia de la Nación, lo cual es ya mucho decir.
Marambio ha sido el Director Nacional del Servcicio Penitenciario Federal durante algo más de tres años. En ese lapso implementó las políticas más crueles, inhumanas y degradantes que tengamos memoria quienes transitamos las cárceles federales.
Marambio encabezó, en ese contexto, el ataque más virulento y fachista que haya sufrido el Programa UBA XXII (Educación Universitaria en cárceles) en sus veinticinco años de existencia, atropellando la autogestión estudiantil y la autonomía universitaria en el Centro Universitario Devoto mediante una operación de inteligencia que dejó al CUD con menos de la mitad de sus alumnos pero que, paradójicamente, permitió la unidad de los Consejos Directivos de nuestra Facultad y de las otras unidades académicas que integran el Programa UBA XXII, así como el pronunciamiento unánime del Consejo Superior de la UBA en contra de tal salvajada.
Durante la gestión de Marambio l@s compañer@s docentes universitari@s y estudiant@s del medio libre que concurren al CUD periódicamente fueron puestos bajo sospecha e infamados mediante comunicados de prensa oficiales desde el SPF.
Hay mucho más para decir acerca de este personaje, pero estimamos que no amerita la extensión argumentativa en esta nota. Lo que sí corresponde, es dejar claramente manifiesto que nadie puede ignorar en el ámbito de nuestra Facultad la gravedad que significa habilitar un espacio como el universitario, que es nuestra casa, para que un fachista de la calaña de Marambio despliegue su punto de vista.
Los presos debemos, por fuerza, dormir cada noche con el enemigo. Pero honramos la dignidad de combatirlo cada día.
Esperamos que las autoridades de nuestra Facultad hagan lo mismo.
Exigimos a las autoridades de nuestra Facultad de Ciencias Sociales revisen la autorización que habilitó la charla en cuestión y en consecuencia, la revoquen definitivamente.
Exigimos que se tomen las medidas que correspondan con quien sea que haya aprobado tal autorización.
Asimismo, reiteramos nuestra solicitud de adhesión en tal sentido de l@s compañer@s estudiantes, docentes, trabajador@s no docentes y autoridades de todas las Carreras que se dictan en nuestra Facultad.
Por la autogestión estudiantil, la autonomía universitaria y por la libertad de pensamiento.
Rodolfo Rodríguez.
Coordinador Interno de la Carrera de Sociología en el Centro Universitario Devoto. Representante de los estudiantes de Sociología privados de libertad ante el CECSo y la FUBA
Maximiliano Zevallos
Coordinador Interno del Proyecto Ave Fénix, dependiente de la Secretaría de Extensión de la Carrera de Trabajo Social
Adhieren: Estudiantes privados de libertad de las Carreras de Ciencias Exactas, Filosofía y Letras, Derecho, Ciencias Económicas y Psicología en el Centro Universitario Devoto.
ENFOQUES
¿De qué hablamos cuando hablamos de motines?
(AW) Una abogada del Centro de Estudios de Política Criminal y Derechos Humanos relata las tremendas condiciones de "vida" en la cárcel mendocina de Cacheuta, adonde llaman "motín" al pedido de derechos. En parte de su escrito de reclamos los compañeros, sometidos a una brutal destrucción humana, pedían que "se cumplan las leyes, y que, si eso no es posible, que los condenen a pena de muerte".
Durante dos días, todos los medios de comunicación de nuestro país hablaron de un "motín" en la cárcel Almafuerte, ubicada en Campo Cacheuta, al pie de la Cordillera de los Andes. Se describió a los presos que lideraban ese presunto motín como muy peligrosos, que habría un muerto, que querían fugarse, que la situación era dramática y con riesgo de vida para los rehenes penitenciarios.
El 6 de noviembre de 2009 estuve en esa cárcel, para entrevistar a dos de los tres jóvenes condenados a prisión perpetua por delitos cometidos antes de los 18 años de edad por la Cámara Penal de Menores de Mendoza. El tercero, Ricardo Vidal Videla Fernández, no sobrevivió a los rigores de la otra gran cárcel mendocina: la Penitenciaría ubicada en la calle Boulogne Sur Mer, pleno barrio residencial de la Ciudad Capital. Allí apareció colgado el 21 de junio de 2005, en una celda de castigo. En la Penitenciaría de Boulogne Sur Mer, las condiciones de vida eran insoportables. Había hacinamiento, malos tratos, encierros prolongados en celdas para una persona donde se apiñaban cuatro. "Encierro prolongado" quiere decir que un preso está con otros tres en un lugar mínimo, donde se acumulan bolsas de orín y latas con materia fecal, porque ni siquiera los sacan para hacer sus necesidades. Una semana antes de aparecer colgado con su cinturón, Ricardo Videla salió como una sombra de una de esas celdas de castigo, donde estaba mezclado con presos adultos, cumpliendo una sanción. Lloró, y pidió que se lo sacara de allí. Pero lo pusieron en otro lugar donde las condiciones de vida eran iguales: encierro dentro del encierro. Y se mató, o lo condujeron a la muerte. Ese 6 de noviembre de 2009, luego de llegar a la Cárcel de Almafuerte -escondida, aislada, lejana, fría-, entrevisté a Cristián Saúl Roldán Cajal, cuyo caso se encuentra denunciado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos desde el año 2002.
Cristián contó cómo se vivía en esa cárcel inaugurada oficialmente el 28 de setiembre de 2007 por el entonces gobernador Julio Cobos, hoy vicepresidente opositor, y el entonces Ministro de Justicia de la Nación, Alberto Iribarne, hoy apoderado del peronismo federal.
"Acá no te dan nada: elementos de higiene, ropa, zapatillas, camperas. Hace mucho más frío adentro de las celdas que afuera. La calefacción está rota. (La comida) es un régimen para no bajar ni subir de peso. No puedo hacer deportes porque no como bien, no puedo gastar nada de energía. No estoy haciendo ninguna actividad. Quisiera ver al psicólogo, lo pedí, pero no me atienden".
Contó también que lo visitaban su madre y una chica. Pero cada viaje costaba cincuenta pesos. La cárcel de Cacheuta está a unos 50 kilómetros de la ciudad de Mendoza, al costado de la ruta 7, en dirección hacia la Cordillera de los Andes.
Entonces, contaba Cristian, era mejor estar en la Penitenciaría, a pesar del hacinamiento, los malos olores, los encierros: "Ayer me negaron el traslado a Boulogne Sur Mer, yo pedí ir allí por mi familia. Allá mi mamá puede venir a verme caminando. Yo prefiero mil veces vivir allá"
Recordaba esto cuando leía y escuchaba hablar de motines, fugas y presos peligrosos.
Hoy pude leer el "pliego de peticiones"" de los presos de la Cárcel de Cacheuta, en el que piden, ni más ni menos, que se cumplan las leyes, y que, si eso no es posible, que los condenen a pena de muerte, antes de sufrir una muerte cotidiana.
Y, al leerlo, confirmé la impresión que me había quedado luego de aquella visita: no hay justificación posible a la decisión de esconder a los presos como si fueran basura. Ese es el único sentido que tiene una cárcel como la de Cacheuta: destruir seres humanos. Tanto, que desean volver a otros infiernos, donde, al menos, sus familiares puedan llegar caminando a la visita.
Claudia Cesaroni
Autora de "La vida como castigo. Los casos de adolescentes condenados a prisión perpetua en la Argentina"
Integrante del Centro de Estudios en Política Criminal y Derechos Humanos (CEPOC) www.cepoc.org.ar
VER las Peticiones de las personas privadas de libertad en la cárcel Almafuerte, Mendoza, Argentina
ENFOQUES
¿De qué hablamos cuando hablamos de motines?
(AW) Una abogada del Centro de Estudios de Política Criminal y Derechos Humanos relata las tremendas condiciones de "vida" en la cárcel mendocina de Cacheuta, adonde llaman "motín" al pedido de derechos. En parte de su escrito de reclamos los compañeros, sometidos a una brutal destrucción humana, pedían que "se cumplan las leyes, y que, si eso no es posible, que los condenen a pena de muerte".
Durante dos días, todos los medios de comunicación de nuestro país hablaron de un "motín" en la cárcel Almafuerte, ubicada en Campo Cacheuta, al pie de la Cordillera de los Andes. Se describió a los presos que lideraban ese presunto motín como muy peligrosos, que habría un muerto, que querían fugarse, que la situación era dramática y con riesgo de vida para los rehenes penitenciarios.
El 6 de noviembre de 2009 estuve en esa cárcel, para entrevistar a dos de los tres jóvenes condenados a prisión perpetua por delitos cometidos antes de los 18 años de edad por la Cámara Penal de Menores de Mendoza. El tercero, Ricardo Vidal Videla Fernández, no sobrevivió a los rigores de la otra gran cárcel mendocina: la Penitenciaría ubicada en la calle Boulogne Sur Mer, pleno barrio residencial de la Ciudad Capital. Allí apareció colgado el 21 de junio de 2005, en una celda de castigo. En la Penitenciaría de Boulogne Sur Mer, las condiciones de vida eran insoportables. Había hacinamiento, malos tratos, encierros prolongados en celdas para una persona donde se apiñaban cuatro. "Encierro prolongado" quiere decir que un preso está con otros tres en un lugar mínimo, donde se acumulan bolsas de orín y latas con materia fecal, porque ni siquiera los sacan para hacer sus necesidades. Una semana antes de aparecer colgado con su cinturón, Ricardo Videla salió como una sombra de una de esas celdas de castigo, donde estaba mezclado con presos adultos, cumpliendo una sanción. Lloró, y pidió que se lo sacara de allí. Pero lo pusieron en otro lugar donde las condiciones de vida eran iguales: encierro dentro del encierro. Y se mató, o lo condujeron a la muerte. Ese 6 de noviembre de 2009, luego de llegar a la Cárcel de Almafuerte -escondida, aislada, lejana, fría-, entrevisté a Cristián Saúl Roldán Cajal, cuyo caso se encuentra denunciado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos desde el año 2002.
Cristián contó cómo se vivía en esa cárcel inaugurada oficialmente el 28 de setiembre de 2007 por el entonces gobernador Julio Cobos, hoy vicepresidente opositor, y el entonces Ministro de Justicia de la Nación, Alberto Iribarne, hoy apoderado del peronismo federal.
"Acá no te dan nada: elementos de higiene, ropa, zapatillas, camperas. Hace mucho más frío adentro de las celdas que afuera. La calefacción está rota. (La comida) es un régimen para no bajar ni subir de peso. No puedo hacer deportes porque no como bien, no puedo gastar nada de energía. No estoy haciendo ninguna actividad. Quisiera ver al psicólogo, lo pedí, pero no me atienden".
Contó también que lo visitaban su madre y una chica. Pero cada viaje costaba cincuenta pesos. La cárcel de Cacheuta está a unos 50 kilómetros de la ciudad de Mendoza, al costado de la ruta 7, en dirección hacia la Cordillera de los Andes.
Entonces, contaba Cristian, era mejor estar en la Penitenciaría, a pesar del hacinamiento, los malos olores, los encierros: "Ayer me negaron el traslado a Boulogne Sur Mer, yo pedí ir allí por mi familia. Allá mi mamá puede venir a verme caminando. Yo prefiero mil veces vivir allá"
Recordaba esto cuando leía y escuchaba hablar de motines, fugas y presos peligrosos.
Hoy pude leer el "pliego de peticiones"" de los presos de la Cárcel de Cacheuta, en el que piden, ni más ni menos, que se cumplan las leyes, y que, si eso no es posible, que los condenen a pena de muerte, antes de sufrir una muerte cotidiana.
Y, al leerlo, confirmé la impresión que me había quedado luego de aquella visita: no hay justificación posible a la decisión de esconder a los presos como si fueran basura. Ese es el único sentido que tiene una cárcel como la de Cacheuta: destruir seres humanos. Tanto, que desean volver a otros infiernos, donde, al menos, sus familiares puedan llegar caminando a la visita.
Claudia Cesaroni
Autora de "La vida como castigo. Los casos de adolescentes condenados a prisión perpetua en la Argentina"
Integrante del Centro de Estudios en Política Criminal y Derechos Humanos (CEPOC) www.cepoc.org.ar
VER las Peticiones de las personas privadas de libertad en la cárcel Almafuerte, Mendoza, Argentina