sábado, 11 de junio de 2011

NARCOPENITENCIARIOS Y POLINARCOS.





NARCOPENITENCIARIOS Y POLINARCOS.

Hace unos días, se descubrieron más de dos toneladas de marihuana (2.370 kilos) en el interior de un camión del servicio penitenciario. Detuvieron a los dos choferes, de bajo rango, que de inmediato llamaron a su superior. Porque, como dijo uno de los investigadores judiciales: “Si creemos que dos choferes pueden moverse en un camión oficial con dos toneladas de marihuana sin ningún tipo de protección. Volvimos a creer en los reyes magos”.

Está probado que el camión en cuestión realizó por lo menos seis viajes transportando grandes cantidades de drogas desde Misiones a Buenos Aires.
La misma semana, en Salta, unos policías que estaban haciendo control vial vieron llegar dos autos. Mientras el primero se detuvo y ostensiblemente sus ocupantes intentaron distraer a los policías, el otro auto giró en redondo y fugó del lugar. Pero tuvo un inconveniente mecánico y los policías, alertados por la maniobra, lo alcanzaron. La sorpresa (para ellos) fue que el conductor y dueño del auto era el comisario Carlos Gallardo, jefe de Inteligencia Criminal de Tartagal, que intentó descartar 50 kilos de cocaína que llevaba en dos mochilas. Los cómplices del primer auto aprovecharon a escapar mientras arrestaban a Gallardo.

Como decimos siempre, y se empeñan en demostrar a diario, no hace falta ser muy vivo para darse cuenta quién dirige y protagoniza el crimen organizado del narcotráfico en Argentina.


EN EL BORDA NOS DAN LA RAZÓN.

La semana pasada, dos presos murieron en un incendio en la Unidad Penitenciaria 20 que funciona anexa al Hospital Borda de Barracas y otro resultó herido. La causa judicial está dando vueltas por tribunales, ya que ninguno de los dos juzgados de turno (el que correspondía a la comisaría de la zona, y el que estaba de guardia con el servicio penitenciario) se quiere hacer cargo de investigar el hecho. Y se lavan las manos, total los muertos son dos presos y encima loquitos.

Por supuesto, el gobierno nacional y el de la ciudad compitieron para echarse la culpa unos a otros, ya que el hospital es municipal, pero la Unidad 20 depende del servicio penitenciario federal. En definitiva, ambos mataron.

Y nos matan, desde el estado, una persona por día. La mitad, son los pibes pobres fusilados en las calles y los barrios. Casi la otra mitad, son muertos en lugares de detención (comisarí¬as, institutos de menores, y cárceles). Después del gatillo fácil, estar preso es la principal causa de muerte a manos del estado. Sólo en la cárcel de Coronda, por ejemplo, murieron 114 presos de forma violenta en los últimos 10 años.
Esas muertes, son presentadas como inverosímiles suicidios o incendios donde los candados se ponen una vez que el fuego estalló, como en Magdalena; o son ejecuciones hechas por "soldados", los presos reclutados por el servicio, que salen a robar para ellos, que manejan el negocio de la droga, y que matan también cuando se les ordena, para que esas muertes figuren en las estadí¬sticas como “peleas entre presos”.

Los asesinatos en las cárceles son una tuerca más del engranaje represivo estatal. No es posible imaginar un sistema carcelario diferente dentro del orden burgués, ni pueden hacer diferencia real un par de propuestas reformistas “humanitarias”, como intentan lograr, y a veces consiguen, de muy buena fe, los compañeros que se dedican al trabajo asistencial en las cárceles.

No hay solución alguna al "problema carcelario" en este marco, como no lo hay para el gatillo fácil, las torturas, la persecución polí¬tica y el resto de los problemas de la clase trabajadora. Mientras vivamos en una sociedad de opresores y oprimidos, pensar en “reformas democráticas” es estéril.

En el Borda murieron dos presos en un incendio cuyas causas dormirán el sueño de los injustos en algún juzgado, mientras el gobierno jamás será declarado culpable. En el Borda hay "locos" en manos de Macri y "locos y presos" en manos del SPF de Cristina Fernández, que sufren las condiciones de encierro y mueren. En el Borda hay abandono y negocios del estado.
En el Borda, nos dan la razón.