miércoles, 28 de mayo de 2008

"El Corralito" Una burla institucional



Detras de esta puerta hay dos seres humanos que padecen el flajelo de la droga y esto es lo que el Estado les brinda como forma de recuperación.

En 1985, a dos años de la vuelta a la “democracia”, el Estado argentino, como rememorando el pasado y en respuesta a la Salud Mental, decidió instalar en esta Unidad lo que podríamos llamar de muchas maneras, pero creemos que el calificativo más acorde es: Antesala del infierno. Una especie de cloaca anticonstitucional y clandestina en la que hace escasos días se produjo “otro suicidio”, como exponente de la desesperación humana… otro de los tantos que se sucedieron desde su creación, y de los cuales no se tienen registro.
Estamos hablando del llamado “Corralito” -Psiquiátrico-, espacio subrepticio del Ministerio de Salud, aunque las autoridades del mismo jamás se hicieron presentes, salvo algunos de sus profesionales, quienes ante la evidencia del nefasto escaparate aducen haber iniciado las correspondientes actuaciones para que el espacio sea clausurado. Recordamos que hay Convenciones Internacionales que la Argentina ha firmado, en las cuales se establece que no pueden existir lugares de esta naturaleza dentro de las cárceles.
Situaciones que podrían haber sido evitadas
En el numero anterior de nuestra revista, y de esto ya hacen 10 meses, abordamos esta temática y la ilustramos con fotos que hablaban más que cualquier palabra, imágenes tomadas en el lugar con nuestra cámara, dado que se nos había permitido ingresar al sector para intentar llevar un poco de contención a las personas que allí se encontraban. Esto por algún motivo molestó a alguien, y no se nos volvió a permitir el ingreso, así como tampoco el egreso de nuestros compañeros -pacientes-, quienes concurrían a nuestro espacio a estudiar computación. A pesar de que en varias oportunidades manifestaron haber sido golpeados por los enfermeros, con evidentes marcas de violencia física en sus cuerpos, mostraron igualmente gran interés y dedicación, llegando a obtener diplomas de operadores de PC.
Desde aquella vez, y al haber sido cortado el ingreso creemos que por el Dr. Domínguez- director del lugar-, la cosa empeoró. Esto se desprendía de comentarios de loquitos no tan locos, que cruzábamos en los pasillos, a quienes el Estado les brindó el “Corralito” como única forma de recuperación para tratar su drogadependencia. Ante esta situación, hablamos con las autoridades de la Unidad para que nos autoricen a ingresar nuevamente. Estuvieron de acuerdo, lo cual reconocemos como positivo, pero este criterio no fue compartido por los profesionales de la salud que cubren el área, a quienes les manifestamos que la cosa nos estaba bien y algo malo podía ocurrir. Nuestra experiencia muchas veces nos hace predecir este tipo de situaciones, como pasó dos meses antes de la masacre del 11 de abril, cuando pusimos en conocimiento a todos los estamentos de poder de que algo malo estaba por suceder.
Antes de un mes de este aviso, mientras en la Unidad se realizaba un acto de presentación de un CD, en el cual se encontraban las máximas autoridades del Servicio Penitenciario y algunos del Ministerio de Justicia, los loquitos ardían en el olvido y se intoxicaban con monóxido de carbono tras un incendio que se produjo, según la versión oficial, generado por un paciente. Esto casi le cuesta la vida a varios de nuestros compañeros allí alojados.
Consecuentemente, y ante los presentimientos, esto generó en nosotros un gran malestar. Ante estos hechos convocamos nuevamente a los profesionales de la salud para exigirles respuestas y una apertura del lugar, como a su vez el ingreso de algunos de los miembros de nuestro equipo al espacio, a tratar de llevar un poco de contención y poder hablar con todos los allí alojados para ver qué estaba pasando. El único eco favorable a nuestra petición fue la posibilidad de que concurran a nuestra sala de estudio dos pacientes por día, quienes participaron durante toda la semana de los talleres de cine que realizamos y usaron las computadoras. Cuando charlábamos, en sus rostros podíamos notar la desesperación, no solo cuando narraban las condiciones inhumanas en las cuales estaban viviendo, sino también cuando contaban que ante la negativa de tomar la medicación prescripta, en algunos casos para tratar casos de drogadependencia, eran abordados por personal penitenciario, quienes los sujetaban para ser medicados vía intramuscular por los enfermeros.
La gota que colmó el vaso:
El día viernes 23 de mayo en horario de la tarde, cuando nos retirábamos de los buzones de castigo, donde concurrimos a proyectar películas para tratar de hacer un poco mas humano ese otro espacio que tendría que dejar de existir, vimos que trasladaban por el pasillo, con toda calma y naturalidad, una camilla con una gran bolsa de plástico. En su interior yacía el cuerpo de otro loquito que se nos fue. Según las autoridades su muerte se produjo por un suicidio accidental.
Al cierre de esta nota, con bastante bronca y dolor, estamos tratando de concurrir a la mesa de dialogo a tratar de que las autoridades den respuesta a esta gran burla institucional. No sabemos qué irá a pasar, pero lo cierto es que de una vez por todas esto se tiene que terminar… basta de loquitos muriendo, basta de loquitos diluyéndose en el dolor y el olvido...