miércoles, 27 de enero de 2010

Treinta años de explotaciones y abusos


El 25 de agosto de 1986 es sancionada y promulgada la ley Nº 9907 y da nacimiento al Instituto Autárquico Provincial de Industrias Penitenciarias, (IAPIP) dependiente en ese momento del Ministerio de Gobierno, a través de la Subsecretaría de Justicia y Culto. De esta manera se dejar de omitir el antecesor del IAPIP: la Comisión Administrativa de Industrias Penitenciarias –CAIP– que sólo funcionaba en la cárcel de Coronda. De esta forma se da rienda suelta a una empresa de políticas muy similares a aquella forestal de antaño que operaba en el norte litoraleño, la cual muy lejos del agotado discurso de “reinserción”, su mayor objetivo consiste en la explotación lucrativa y abuzo de jóvenes encarcelados a lo largo y ancho de la provincia de santa fe.
A a través de 49 talleres distribuidos en siete Unidades de la provincia de santa Fe: 1 de Coronda, 2 de Las Flores de Santa Fe, 4 de Mujeres en Santa Fe, 5 de Mujeres y 3 de Hombres de Rosario, 11 de Piñero y 9 Colonia Penal de Recreo son explotadas aproximadamente 650 personas en estado de cárcel.

En una entrevistas realizada desde el exterior de la prisión a la actual directora del IAPIP, Lic. Analia Merlo nos dice: “Esta empresa está abocada a la creación de diferentes talleres destinados a brindar capacitación laboral a personas privadas de la libertad, que se encuentran alojadas en las distintas unidades penitenciarias de la provincia, para su posterior reinserción en la sociedad” Además agrega: “En síntesis el principio que nos rige es que el IAPIP es una fábrica que pretende construir la cultura del trabajo… una industria que trabaja para recuperar personas”.

También se sumaron las voces de dos de los protagonistas directos de estas historias quienes trabajan desde hace varios años en el IAPIP. En este caso charlamos con Walter quien se animo a dar su testimonio y le preguntamos ¿Que representa para un detenido el IAPIP y algunos de los 86 profesionales encargados de la capacitación laboral?

“Mira yo hace varios años que trabajo en uno de los talleres de esta empresa y en realidad eso que dicen de capacitación y creación de hábitos laboral es una gran mentira, porque la verdad yo cuando llegue los únicos que me capacitaron fueron los mismos compañeros. Esos que ellos llaman maestros solo está para vigilarte, no te enseñan nada, aunque por ahí si ven que vos rendís bien en las ocho horas de trabajo te pasan un buen informe y podes accedes a los beneficios que establece la ley de ejecución penal, pero si faltas o ven que no rendís te dan la baja, o sea te echan del laburo.

En relación a la pregunta sobre el monto de los salarios que perciben los detenidos la Lic. Merlo afirmo: “No son salarios, sino que perciben un peculio estímulo que depende del trabajo y las horas de actividad” Y como eludiendo la cifra exacta del salario argumento. “El pago del peculio se divide en tres categorías: 1era, 2da. y 3era. Es un porcentaje del salario básico del sub ayudante penitenciario”
Para mejor información del lector estos peculios ni siquiera los paga la empresa del IAPIP. Al igual que los sueldos de los figurados maestros y demás personal penitenciario, provienen de partidas de dinero que envía el gobierno provincial todo los meses para cubrir estos gastos.

Brindando un mejor panorama le preguntamos a Matías, otro de los chicos detenidos que cumple sus tareas en la empresas. ¿Cuánto es el salario que se le abona mensualmente a cada detenido?

“Ellos lo llaman peculio estimulo, y es realmente una miseria. Existen tres categorías. La más baja es de $110, la mediana de $ 130 y más alta de $150. Y ahora yo pregunto. ¿Qué estimulo pude haber en una persona que es consiente que está siendo explotada todo el tiempo por quienes se supone que tiene que enseñarle a comprender y respetar la ley y la están violentando delante de nuestras propias narices permanentemente?”

Sin embargo quien tendría que responder la Lic. Merlo cuando le preguntamos qué resultados ha dado como instrumento resocializador el IAPIP? relata:

“Como instrumento resocializador ha dado resultados más que positivos, que muchas veces se desconocen. Y más allá de que hacen falta más talleres y que es necesario adecuar la infraestructura de distintas unidades penales, tenemos la fuerte convicción de que brindarle a una persona la posibilidad de construir con sus propias manos y con su mente modificar la realidad, que es lo que hacen en gran parte estos talleres” Distante de tratarlos como personas la licenciada agrega: “Es la posibilidad más real y concreta de recuperarlos como seres humanos para la sociedad”

Y con este estremecedor discurso de una funcionaria que parece que no tratara con personas usted señor lector puede saber un poco más de una empresa que no paga luz, sueldos, y ni siquiera reúne los elementos básicos de seguridad, estando muy lejos de los objetivos propuestos ha venido por más de 25 años recaudando cifras muchas veces millonarias a costilla de pobres y excluidos en estado de cárcel.

Para mayor información ver:

http://ciudadinterna.blogspot.com/2008/02/iapip.html