domingo, 30 de noviembre de 2008

La Mafia penitenciaria a sus anchas en la Unidad Nº 11 Piñero






Aunque desde el poder político intenten vender grandes avances en materia penal generados dentro de las prisiones de la provincia, hay otra dura realidad, la cual podría ser modificada si se tomaran decisiones importantes tendientes a controlar el despotismo penitenciario reinante en todas las prisiones de la región.Siguiendo dentro de esta arbitrariedad penitenciaria, y enfocando esta nota a uno de los lugares más postergados, donde peor viven nuestros compañeros, charlamos con gente comprometida que trata de revertir las penosas situaciones, de quienes reservaremos sus identidades por cuestiones de seguridad, y esto se desprende de la nota que enviaron a nuestra redacción.
“La Ley Orgánica del Servicio Penitenciario, promulgada en enero de 1978 (debe ser adecuada, ya que no sufrió modificaciones en 25 años de democracia) establece, entre sus funciones, en su artículo 3º inciso a: “Velar por la seguridad y custodia de las personas sometidas a proceso, procurando que el régimen penitenciario contribuya a preservar y mejorar sus condiciones morales, su educación y su salud física y mental” y en el inciso b: “Promover la readaptación social de los condenados a sanciones privativas de libertad”.
En cuanto a este arcaico régimen militarizado heredado de la dictadura, lo poco que favorece a nuestros compañeros encarcelados viene siendo transgredido por los responsables de hacernos comprender y respetar la ley, y en relación a esto, así continúa el relato:
Sabemos que en la práctica, lejos de cumplir estas reglamentaciones, el personal de la Unidad Nº 11, se goza de mantener el mayor tiempo posible a los internos enclaustrados en los pabellones, y si fuese posible en sus propias celdas. Las escasas actividades que propone o permite esta institución para cumplir sus fines, no cuentan con el mínimo recurso que requiere de los empleados para hacer el traslado de los detenidos a los lugares dónde éstas se desarrollan, consecuentemente, es casi inexistente la promoción para que participen. Ellos adjudican ser pocos para la “cantidad” de movimientos que deben realizar, que los presos tienen mal comportamiento, que están todos castigados, que no tienen ganas de sacarlos, o que los internos no quieren salir. Algunos podemos pensar que en realidad tienen mala voluntad para con la misión de la cárcel, son inoperantes, o simplemente vagos. Muchos son los reclamos en cuanto a la situación laboral, distancia con el lugar de residencia, presos conflictivos, salarios, escasez de personal, pero ellos son concientes y reconocen que es la cárcel con infraestructura más nueva y segura para los empleados, es una de las que tiene la menor cantidad de internos y más distribuidos en pabellones con capacidad máxima de 40 y celdas individuales”
Estos testimonios no hacen más que confirmar no solo el despotismo penitenciario al cual hacíamos referencia al comienzo, sino también deja bien marcada una ley que sí respetan a raja tabla: La Ley del menor esfuerzo… y veamos qué bien la pasan a través de esta narración.
Los que tenemos la posibilidad de ver nos encontramos que muchas veces se dedican a conversar, mirar televisión o películas, dormir, jugar a video juegos, jugar con la computadora, hasta ver videos que serían motivos de sanción para cualquier interno. En esta época, el cansancio de todo el año, las ganas de tomarse vacaciones y el calor hace que se confinen todos en los lugares de trabajo que cuentan con aire acondicionado sin querer salir ni quince minutos para realizar algún traslado dentro del módulo”. Es función de las autoridades hacer cumplir sus deberes como expresa el artículo 7º inciso b: “Prestar personalmente el servicio que corresponda o la función que les sea asignada con la eficiencia, puntualidad y dedicación que aquella reclame, en cualquier lugar de la Provincia donde fueran destinados”.
En cuanto a ésto, sumado al descontrol por parte del poder político se destacan las internas del personal, las que no sólo originan enfrentamientos entres sus cuadros, sino que, del mismo modo existen maniobras que generan incidentes gravísimos entre los mismos detenidos con las intenciones de quedarse con el poder y hacer prevalecer sus perfiles mafiosos.
De esta forma se despiden la voces de quienes a pesar de todo intentan modificar las crisis generada por el personal penitenciario y amparadas por el poder político.
“En Piñero el control no parece estar en el Personal Superior y las sanciones son sólo para los presos. Al menos nadie sabe dar respuesta porque no se es capaz de revertir esta situación, que lejos se asemeja a otra dependencia de la provincia. El director huye pasado el mediodía, las pocas tardes que se encuentra en la Unidad sale a correr por los alrededores, nadie sabe hasta dónde llega, pero debe creer que coordina una colonia de vacaciones. La Dirección General es testigo y cómplice de una realidad que los presos están cansados de denunciar”•