domingo, 16 de noviembre de 2008

NOTA DE VISITA






POR: lUDMILA


Como
gatas
al
acecho



La inmensa alegría de ver a nuestro ser amado contrasta terriblemente con otros momentos del día de visita que no resultan precisamente muy agradables. En otra nota ya hablé del frío, de la espera, de la procesión interminable hasta que estamos donde queremos estar, que es junto a esa persona a la que extrañamos toda la semana.
Esta vez quiero referirme a uno de esos momentos del día de visita que causan bronca, angustia e impotencia. Hablo del momento de la requisa, particularmente de la actitud de las requisadoras. Puedo comprender muchas cosas, puedo ser generosa y entender que es su trabajo. Pero hay cosas que no se pueden justificar, como ser tratada y mirada como una basura, sentirnos totalmente denigradas y manoseadas en todo el sentido de la palabra. Y más allá de que en cierto modo me termino acostumbrando (pero nunca aceptándolo), nunca me dejo de preguntar: Si voy a Coronda a ver a mi pareja, si entro a la requisa tratando de ni siquiera cruzar la mirada con la requisadora, y mucho menos cruzar una palabra... por qué me tengo que bancar que esa mujer que lo único que tiene que hacer es revisarme, me insinúe cosas que, por decirlo de la manera más delicada posible, van en contra de mis preferencias sexuales?. Se aprovechan de que nos encontramos en una relación desfavorable de fuerzas, que en ese lugar las que deciden son ellas, y que si tienen ganas pueden inventar algo, hacernos pegar media vuelta y salir tan rápido como entramos. Como gatas al acecho, se sonríen esperando quien va a ser la próxima a provocar y a humillar. Pero no se olviden que la vida da vueltas... hay lugares donde todas somos iguales...