por: Lisandro Arostegui, Osvaldo Gusman y Jorge Crespillo
A parte de soportar el régimen militarizado aún en vigencia en las prisiones de la región, los detenidos son sometidos a una opresión extra, “la dictadura evangelista” establecida por la gestión de gobierno que cubre el área penitenciaria a partir de exportaciones de políticas aplicadas en otros países más absorbidos que en el nuestro por el imperialismo y ejecutada en el nuestro por Pastores Evangelista que profesan disciplinas que lo único que generan es más bronca en quines no las comparten y son obligado a ello, pero sí un redituable negocio a través del diezmo, ofrendas y un futuro muy prometedor para estos salvadores celestiales y sus cómplices, quines ya vienen currando desde hace largo tiempo a través de la privatización encubierta en las cárceles de la región que lucra con la criminalización de pobreza.
Estas disciplinas son impuestas por los esbirros de estos pastores denominados “Líderes de los pabellones” encargados de ejecutar este tipo de “prácticas angelicales” establecedoras de quienes son merecedores del reino de los cielos, y los que no están en condiciones de arribar allí son sacados por la guardia armada a los buzones de castigo establecidos por la “administración penitenciaria que ya reconoció abierta y llanamente en mesa de diálogo un arreglo no escrito con los pastores y actúa en total connivencia con ellos”. Para estos casos los compañeros son confinados hasta tanto no acepten los preceptos dictatoriales establecidos y el lavado cerebral. La máxima, en algunos casos trabajar y estudiar implica una actitud rebelde que se tiene que modificar y para esto dejan estancados nuestros compañeros en este pozo de tormentos que las autoridades intentan disfrazar con un cambio de nombre.
En fin, entre los flagelos y las degradaciones que se viven cometiendo destacamos uno que atenta contra las normas de convivencia y trasciende nuestra pena afectando a nuestros familiares y esto ya está generando gran tensión.
El pabellón más estricto en cuanto a esto es el Nº 4, el cual tiene una capacidad para 100 personas y sólo se hallan el alrededor de 30 compañeros. Con relación a la visita tiene que soportar los fuertes sonidos que se desprenden de las alabanzas, que imposibilitan el diálogo con sus seres queridos. La visita es sagrada y se tiene que respetar a full, al punto tal que los demás compañeros no la tienen que andar chispeando –mirando- y en estos lugares están constantemente violentando estas normas de convivencia y viven mirando todo lo que hace la vista para controlar que esta no incurra en cuestiones mundanas, como ser decir una mala palabra o fumarse un cigarrillo, si esto sucede corre el riesgo el compañero de que lo saquen del pabellón. No somos quienes para juzgar a nadie, puesto que nos hemos equivocado en la vida y hoy nos encontramos pagando nuestros errores que atentaron contra la propiedad privada, pero lo que más bronca genera en todo esto es que quienes lideran estos pabellones y tienen el poder de decidir que está bien y qué no, qué es “de Dios” o no son generalmente quienes tienen delitos más graves y que de acuerdo con los criterios de su iglesias adjudican los mismos al “demonio”, por cuanto no demuestran arrepentimiento de lo realizado, narcotráfico, violaciones, homicidios.
El colmo de la caradurés, en una de las últimas reuniones mantenidas con las “autoridades” cuando se les planteó que intervengan puesto que el estado es el único responsable tuvieron la desfachatez de responder que le preguntarían a los Pastores si modificarían las medidas impuestas, y esto lo hicieron frente a medios periodísticos. Otra de estas actitudes se registró al momento que les ofrecieron pabellones a los integrantes de la Pastoral Penitenciaria quienes se rehusaron con total acierto puesto que el estado es el único responsable.
Al control del 80% del ala sur de la modelo se encuentra el Nene Thedy, a quien ya venimos denunciando en varias oportunidades en este medio y en la actualidad se encuentra visitando sus compañeros de negocios en Estados Unidos, país es que cuenta con la tasa más alta en números prisioneros en el mundo, lo que le genera un redituable negocio puesto que sus cárceles privatizadas cotizan en la bolsa Wall Street y son quienes optaron claramente por la criminalización de la miseria como complemento de la generalización de la inseguridad salarial y social•