domingo, 18 de enero de 2009

¿Hasta donde llega la criminología?

  • Eduardo Galeano
    “Espejos” Una historia casi universal
    Ed. Siglo Veintiuno 2008


http://www.taringa.net/posts/info/1002436/Criminología---Eduardo-Galeano.html

CRIMINOLOGÍA


Cada año, los pesticidas químicos matan a no menos de tres millones de campesinos.
Cada día, los accidentes de trabajo matan a no menos de diez mil obreros.
Cada minuto, la miseria mata a no menos de diez niños.
Estos crímenes no aparecen en los noticieros. Son, como las guerras, normales actos de canibalismo.
Los criminales andan sueltos. Las prisiones no están hechas para los que destripan multitudes. La construcción de prisiones es el plan de viviendas que los pobres merecen.
Hace más de dos siglos, se preguntaba Thomas Paine:
-¿Por qué será tan raro que ahorquen a alguien que no sea pobre?
Texas, siglo veintiuno: la última cena delata a la clientela del patíbulo. Nadie elige langosta ni filet mignon, aunque esos platos figuran en el menú de despedida. Los condenados prefieren decir adiós al mundo comiendo hamburguesas con papas fritas, como es su costumbre.


PROHIBIDO SER POBRE


El criminal nace, no se hace, decía el médico italiano Cesare Lombroso, que se vanagloriaba de reconocer al delincuente, por sus rasgos físicos, a simple vista.
Para confirmar que el Homo criminales nacía predestinado al Mal, el médico brasileño Sebastiao Leao midió y estudió a los presos de la cárcel de Porto Alegre. Pero sus investigaciones revelaron:
que la fuente de la delincuencia era la pobreza, no la biología;
que los presos negros, miembro de una raza que se consideraba inferior, eran tanto o mas inteligentes que los otros;
que los presos mulatos, miembros de una especie que se consideraba débil o degradada, habían llegado tan campantes a la vejez;
que bastaba leer los versos escritos en las paredes para comprobar que no todos los delincuentes eran brutos;
que los estigmas físicos que Lombroso atribuía a los amigos del cuchillo, mentón prominente, orejas aladas, colmillos salientes, eran menos frecuentes en la cárcel que en la calle;
que la falta de barba no podía ser una característica de los enemigos del orden público, como Lombroso afirmaba, porque entre los muchos presos de Porto Alegre no había mas de diez lampiños;
y que el clima ardiente no favorecía el delito, porque los índices de criminalidad no aumentaban en verano.


PELIGRO EN LAS CARCELES


En 1998, la Dirección Nacional del Régimen Penitenciario de la República de Bolivia recibió una carta firmada por todos los presos de una cárcel del valle de Cochabamba.
Los presos pedían a las autoridades que tuvieran a bien elevar la altura del muro de la prisión, porque los vecinos lo saltaban fácilmente y le robaban la ropa que ellos colgaban a secar en el patio.
Como no había presupuesto disponible, no hubo respuesta. Y como no hubo respuesta, los presos no tuvieron más remedio que poner manos a la obra. Y alzaron bien alto el muro, con ladrillos de barro y paja, para protegerse de los ciudadanos que vivían en los alrededores de la prisión•