martes, 13 de enero de 2009

Treinta años de explotaciones y abusos


“Presos de la cárcel de Coronda producen 4000 panes dulces por día”
y ganan $ 150 por mes

En primera plana la prensa grande reivindica el trabajo social que realiza una destacada empresa del gobierno provincial en el interior de las prisiones santafesinas, pero jamás habla de las condiciones reales de trabajo. Poco trasciende y poco se conoce de lo que ocurre realmente a nivel laboral tras las rejas, en un universo que nuestra sociedad se empeña en desterrar de su conciencia. Aunque ya lo hemos hecho, y vale destacarlo como; el deschave histórico, les seguiremos sacando la venda de lo ojos y dando a conocer a nuestros lectores la perversidad que implica el trabajo en negro, y el descarado negrerismo legalizado, imperante intramuros.

El IAPIP (Instituto Autárquico Provincial de Industrias Penitenciarias) es una empresa dependiente del gobierno provincial que nació allá por el año 1986 con un hipócrito discurso en el que se habla de la pena privativa de la libertad no como un fin, sino como un medio y un instrumento pedagógico. Lejos de esto el IAPIP solo se intenta consolidar como un monopolio del trabajo en la prisión quedando lejos de la capacitación en oficios y la creación de hábitos laborales pero si, muy cerca de un único fin, el económico.
En el año que pasó el IAPIP facturó más de dos millones de pesos a través de sus talleres de producción, que en mayoría de los casos no requieren ningún aprendizaje, pero si un gran esfuerzo por parte de los operarios, quienes tras una jornada de siete horas perciben en el mejor de los casos un salario de $ 156 por mes. Este mísero sueldo inclusive no es abonado por la empresa, como tampoco el de los llamados maestros -capacitadores laborales- que su función real no va más allá de vigilar la explotación lucrativa de los 500 compañeros en estado de cárcel dentro de sus 26 talleres.
Sólo por dar un ejemplo: Por más que los “detenidos” no tenga grandes estudios ni manejen cifras exactas de las exorbitantes ganancias que ingresan en el IAPIP, saben perfectamente que un pan dulce en la cantina dependiente del Servicio Penitenciario les cuesta $ 5, entonces saben que los 4.000 panes dulces que producen diariamente en la panadería donde trabajan 55 detenidos generan una suma de $ 20.000, y que los 186.000 que hicieron durante el fin de año generaron un ingreso de $ 930.000 con su respectiva ganancia.
No sólo el encierro y la miseria económica de los detenidos, a quienes la administración penitenciara no les facilita ni siquiera los elementos de higiene, colabora con esta explotación, sino también la Ley 24.660 de ejecución de la pena exige al condenado trabajar para poder alcanzar ciertos beneficios, que en realidad no son más que derechos conculcados generalmente por el despotismo penitenciario. De esta forma logran esta beneficiosa mano de obra.
Sabemos que cada uno de nosotros le salimos a usted, señor lector, más de $ 4.000 mensuales, cifra esta que jamás llega al verdadero destino, como también sabemos que el trabajo es salud, pero que salud puede generar en una persona que es conciente que esta siendo explotada todo el tiempo, encima por quines se supone tienen que enseñarle a comprender y respetar la ley.
Aunque a muchos se le pongan los pelos de punta e intenten minimizar nuestra lucha, estos temas seguirán siendo abordados en el transcurso de este 2oo9, durante el cual esperamos que las autoridades recapaciten y no hagan lo mismo que en el 2oo8. Tienen buenas ideas pero esto no se arregla con ideas que resbalan en la práctica. Las ganas de la mayoría de lo detenidos de salir adelante están, como también las propuestas positivas tendientes a generar soluciones reales.

Será hasta la próxima notita.

Los muchachos de Ciudad Interna.