miércoles, 3 de diciembre de 2008

El fenómeno evangelista y…



Por: Jorge Andrés Crespillo
El ser humano individual
cuando se siente abandonado y desesperanzado su propio instinto natural lo lleva a aferrarse a algo, ya nace con la gracia de creer, de tener certeza de lo que no pude ver, y esto lo lleva a buscar alguna salvación e intenta conectarse con lo místico, con algo que le permita potenciar su espiritualidad.
Con las masas ocurre exactamente lo mismo, cuando el pueblo empieza a masticar el vació sobrepasando la línea pobreza no le queda otra que apelar al único recurso que no esta dentro del mercado laboral y económico…su fe.
He aquí donde aparecen distintos salvadores celestiales que pululan generalmente en los sectores más postergados del pueblo. No son las fracciones mas prósperas de las comunidades, ni las universidades las elegidas, los arrabales, villas míseras y cárceles se convierten en los más propicio campos de acción dado su vulnerabilidad cultural donde estos actores al servicio de la burguesía comienzan a contener las masas fomentando aún más la ignorancia colectiva y de esta forma aplacan las rebeliones.
En realidad, lo único que hacen buscar su propio beneficio en complicidad con el primer poder, el económico, controlador también del único que tiene que dar respuestas reales...el estado, que al estar controlado se ve imposibilitado de ejercer su rol y esto lleva a que de el se desprende la mayor violencia, puesto la única función que cumple consiste en que, el rico siga siendo rico, el pobre siga siendo pobre, el poderoso poderoso y el oprimido siga como tal.
Con la crisis económica que se avecina no solo los gobiernos apalearán a la represión como única respuesta para contener al pueblo, también se incrementaran “aún más” estos soldados sin fuego al servicio del poder, y bajo estas represiones camufladas defenderán un sistema que ya ha demostrado que no sirve para nada, o mejor dicho solo les sirve a unos pocos•