domingo, 1 de noviembre de 2009

Boletín Para la Libertad


De la Agencia Rodolfo Walsh

Buenos Aires, sábado 31 de octubre de 2009

Por: Oscar Castelnovo

Represión y censura en las cárceles

(AW)Concluyó la campaña de adhesiones “Ni represalia, ni censura” que reunió a una gran diversidad de luchadores de distintos rincones de la Argentina. También de Paraguay, Uruguay, Francia y Australia. Luego de un intercambio con diversos compañeros y organizaciones iniciaremos un nuevo tramo de la lucha, con modalidades a definir y el mismo contenido: No a la muerte, la tortura y el silenciamiento de los crímenes en las cárceles. Más abajo, luego de la nota a modo de balance, todos los nombres, todas las organizaciones, todos los abrazos.

Buenos Aires, 31 de octubre de 2009 (Agencia Rodolfo Walsh)Un carpintero y un Premio Nóbel de la Paz. Un ama de casa y un ingeniero. Un militante preso por luchar y muchos periodistas. Un sacerdote, una monja y un colectivo de lesbianas. Una bibliotecaria patagónica y un ferroviario salteño. Un auxiliar de maestranza y una diputada nacional. Una Madre de la Plaza, desde Francia, y otras desde Buenos Aires. Una repostera y un psiquiatra. Varios docentes y escritores. Ex detenidos desaparecidos junto a actores, jubilados, estudiantes y empleados. Una artesana de San Marcos Sierras y un juez federal de Necochea. Un médico, un delegado de los conductores navales y varias coordinadoras antirrepresivas.

Son algunos de los cientos de luchadores que se sumaron desde París, Montevideo, Asunción, Australia y de numerosos rincones de nuestro país donde el fuego aún permanece encendido. Todos compañeros y compañeras que hicieron público su apoyo a la lucha contra la barbarie represiva en las cárceles y el silenciamiento que quieren imponernos. No es poca cosa. Estamos en la Argentina y, se sabe, la militancia conlleva un determinado riesgo país. Porque Julio López no aparece. Tampoco Luciano Arruga, Iván Torres ni Luciano González. Y nada se sabe de las 600 chicas secuestradas para la esclavitud y la prostitución.

Con las adhesiones, que se detallan más abajo, y la entrega de las mismas a un ignoto empleado del Ministerio de Justicia, -el titular de la cartera, Julio Alac, se hallaba de viaje, según dijeron-, concluyó la campaña “Ni represalia, ni censura”. También se realizó un acto callejero en la city porteña junto a compas del Futradeyo y de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre (ver despacho viernes 30). De este modo, la campaña fue un tramo significativo de la lucha, una buena base de lanzamiento sobre la cual doblaremos la apuesta de unidad contra la ferocidad de los grises impunes.

Jaque perpetuo al dueño de lo candados

Como se sabe, hace tres meses que el titular del Servicio Penitenciario, Alejandro Marambio Avaría prohibió la entrada a las cárceles a quien escribe estas líneas. Y aunque nunca explicó los motivos, está claro que tanto la denuncia de los crímenes, torturas y robos a presos y cautivas, como la publicidad de las humillaciones que sufren sus familiares, perpetradas por los hombres bajo su mando son la esencia de la represalia.

Maranbio Avaría no modificó su decisión arbitraria, ni nosotros cambiaremos nuestra convicción acerca de que un ser humano encarcelado no deber ser asesinado, ni, por caso, arrojado a un “buzón”, con fracturas expuestas sin ninguna atención médica, en un piso inundado de orín y materia fecal. No puede introducírsele palos en el ano, ni someterlo al “pata-pata”, el “puente chino” o la “pirámide”. No debiera ser picaneado, como sucede en las prisiones bonaerenses. Una anciana o una joven que van de visita a una cárcel no debieran ser sometidas a exhibir sus zonas más íntimas, ni a las plantones interminables junto al meticuloso verdugueo, destinados a pulverizar el vínculo con sus familiares tras las rejas.

Nunca nos cansaremos de afirmar que la cárcel no resocializa ni reeduca. Los muros y las rejas solo destruyen la entidad humana de los pobres allí depositados, salvo mínimas excepciones. Forman parte de una política de amontonamiento, neutralización y exterminio de los que no “encajan” en el ordenamiento social. También son ámbitos de fabulosos negocios de quienes transforman la sangre de los hijos del pueblo en celebradas lucas gringas, confiadas a la banca Suiza.

Por nuestra parte, no tenemos la fecha exacta del regreso a las necesarias visitas que realizábamos a través de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre. Tampoco sabemos cuándo compartiremos un nuevo e intenso Taller de Periodismo y Expresión junto a las chicas de Ezeiza. De lo que sí estamos al tanto, es que nunca nos someteremos al silencio que pretenden los asesinos y torturadores de hombres y mujeres encerrados e indefensos. Nosotros, hace mucho tiempo, elegimos la militancia en defensa de los compañeros más castigados por el sistema y tenemos vocación por la libertad. En cambio, Alejandro Marambio Avaría optó por ser titular del Servicio Penitenciario Federal, con los datos tremendos que dan cuenta de su gestión. Eso nos hace distintos y, claro está, nos ubica en sitios antagónicos.

Y aunque eventualmente tenga la sartén por el mango, el cabecilla de los grises ignora que su jugada fue infortunada. Ya que ahora son muchos más los que le darán jaque perpetuo. No han de callar ni uno solo de los crímenes consumados en las cárceles donde Alejandro Marambio Avaría, como buen dueño de los candados, ejerce el más triste de los oficios terrestres.