Rosario, 12 de julio de 2009
por: Lorenzo Franco
Invierno de 2009, mi sexto invierno encerrado, ¿Cuánto más tendré que aguantar? Dios, quisiera desaparecer y ya no estar pasando por esto, no aguanto más, sé que tengo que ser fuerte, pero ya no, ya no más... Mi corazón se desgrana, como desgranada está la arena en la playa. Mi alma se retuerce de dolor y gritos, no da más. La desesperación de estar frente a esta ventana, es decadente y agobiante, duele el sol, duele el cielo, el aire, ver la belleza del creador, duele, y duele aún más cuando no se puede disfrutar y gozar de ella.
¿Cuánto más tendré que aguantar? La vida se termina, y el tiempo no espera, no da oportunidades, el sol brilla y duele, el cielo pierde color, se opacarán los días, los inviernos son sufridos, las primaveras no florecen, los veranos perdieron su calor, los otoños son invisibles, los años no tienen sentido, las semanas no tienen días, y los días ya no tienen horas, se perdió mi vida, la de todos.
Se tildó el amor, la esperanza se borró, la luz desapareció y en el silencio negro de la noche, se desata una lluvia de angustia y dolor. La muerte nos llama, las lágrimas acuden a mis ojos, pasa una y otra vez, y así, se convierte en compañía de todas mis noches. La vida pide a gritos que la dejemos escapar, que esta triste, que esta mal, y atormentada por el dolor y opacada por la oscura soledad, pienso: ¿será justo si dejo escapar mi vida? ¿Será feliz, o será vida por ahí?
Tormentas de pensamientos invaden mi mente, por desgracia nada bueno sucede, pero la pregunta es: ¿Quién o quiénes sufrirán, cuántas vidas se destruirán, o cuántos corazones se desgarrarían? Y me estaciono en preguntas que causan en mi gran dolor, pero que no dejan que mi vida escape, y así sobrevivo a una vida sin sentido, a una vida sin vida, a un dolor sin dolor.
En este momento no me pregunto: ¿Por qué? Porque sé que me estaría haciendo una pregunta equivocada, creo que la pregunta correcta sería: ¿para qué? Y al hacerme esta pregunta, descubro que tengo todas las respuestas para responderla.
Pero pienso que si aún estamos vivos, es porque hay personas que necesitan ayuda y porque nosotros se la podemos dar.