domingo, 4 de abril de 2010



Al asumir la actual gestión de gobierno en la provincia de Santa Fe, en su afán por andar bien con dios y con el diablo como buenos “políticos socialistas”, decidieron cubrir el cargo de Director de la Unidad “Modelo” de Coronda con la figura del Dr. Gabriel Zelante, ex policía y abogado defensor del Servicio Penitenciario Provincial (S.P.P) durante más de 15 años.

Con esta medida intentaron dejar conforme a un grueso sector de las filas penitenciarias que no estaban de acuerdo con la conducción civil de la “Modelo”, que en esos momentos se encontraba ocupada por el abogado corondino Claudio Bertero. Tras las promesas del actual Director General de Institutos Penales el Dr. Mariano Bufarini de restituirles el poder perdido que siempre estuvo en manos de los jerarcas penitenciarios encajaron a Zelante como director de la prision corondina. Por otro lado trataron de empaquetar sin exito a quienes concordaban con la acertada decisión política de la época de mantener a un civil al freten de las unidades penales.

En teoría esto parecía un negocio redondo, puesto que se trataba de la incorporación de un profesional del derecho, con una larga trayectoria dentro de las filas penitenciarias y, supuestamente estaría supeditado a las decisiones políticas logrando con esto conseguir resultados positivos, pero las consecuencias alcanzadas en la práctica luego de dos años de haber sido aplicada esta medida y tras el desastre ocasionado demuestran que los actuales funcionarios políticos metieron la pata hasta el cogote, cosa que ni siquiera tendrán el valor de reconocer.

En lo que lleva Zelante al frente de la “Modelo” no fue ni siquiera capaz de sostener los pocos logros alcanzados hasta el momento de su arribó, permitió que la mayoría de los espacios generados por los mismos detenidos fueran avasallados por los distintos jerarcas penitenciarios que estubieron a su lado. Genero una corrupción jamás vista en la “Modelo”, amparando descaradamente las innumerables irregularidades del personal penitenciario, hasta el punto tal que en una de las mesas de diálogo ante la evidencia de las denuncias de los compañeros encarcelados fue capaz de decir que las medias reses que se robaba el personal se evaporaban en las cámaras frigoríficas. Jamás estuvo supeditado al poder político, pero si a los pastores evangelistas y a los distintos alcaides quienes le ordenaron y le ordenan que se hace y que no se hace. Sin ir muy lejos en la actualidad se encuentra sometido a las órdenes del represor Miguel Ángel Chialvo. Con esto ni siquiera llega a ser un conductor civil, ni tampoco otro perro guardián con diferente pelaje.

Es así pues como viene funcionado una unidad penitenciaria que no tiene absolutamente nada de instituto, menos de correccional, y como modelo es un desastre. En ella, a lo largo de la última gestión de gobierno, no hubo cambios positivos, sino todo lo contrario. Siempre hemos visto corrupción, pero jamás como la imperante en estos últimos tiempos.