sábado, 11 de septiembre de 2010

TRETA, DROGA Y REPRECION




Internos de la Unidad n° 48 del Penal de José León Suárez sufrieron la locura de uno de sus guardianes, quien bajo los dominios del alcohol disparó a quemarropa contra ellos y sus familiares. Después la represión se generalizó. Habría un interno desaparecido. Varios de los denunciantes se encuentran amenazados.

Buenos Aires, 11 de setiembre de 2010 (Agencia Walsh)

A las 14:30 hs del sábado 28 de agosto, la Unidad N° 48 del penal de José León Suárez se cubrió de más represión que la que ya existe en cualquier situación de encierro.
Transcurría la hora de la visita. El lugar estaba repleto de mujeres y niños cuando un guardia penitenciario de apellido Ruiz sacó su arma de fuego reglamentaria y comenzó a disparar. Quien debía cuidar que todo se desarrollase con total tranquilidad y armonía, sin medir consecuencias, disparó en todas direcciones: "con una pistola 9 mm y con la escopeta, con cartucho de goma y luego de plomo, a los internos de los pabellones 2, 3, 4, 5 y 7 y a la Sede de la UNSAM (Universidad de San Martín) que funciona en la Unidad N°48". Según consta en el pedido de habeas corpus presentado por los mismos internos.
Acto seguido otros agentes penitenciarios, también bajo el efecto del alcohol, en lugar de detener al guardia agresor, irrumpieron de manera violenta en los pabellones, abriéndose paso con palos y más disparos.
Tal fue el salvajismo y la impunidad con que actuaron los agentes del servicio penitenciario que no se puede, siquiera, precisar el número exacto de heridos. Varios de ellos con balas de plomo. Los propios penitenciarios no escaparon a la locura represiva. Un guardia apellidado Ponce tiene una fractura consecuencia de un garrotazo que recibió de un compañero.

Fugado no. Desaparecido

Marcelo Almeijeiras, interno estudiante de la UNSAM, es uno de los heridos de bala por el guardia Ruiz. Él recibió un tiro en un pie. Sin ser el único baleado, fue el único que pidió atención médica. Otros no lo hicieron por temor a las represalias. Para recibir dicha atención, Marcelo debió firmar un acta que decía que se lesionó el pie con la puerta de la celda. Sin embargo y luego de informar lo sucedido al Secretario de ejecución Penal, Dr. Juan Manuel Casolati y de mantener su decisión de denunciar todo lo ocurrido, Marcelo desapareció. No fue visto salir del penal por ningún guardia, ni por internos. Curiosamente y según el SPB, se fugó. Hoy se desconoce su paradero. Los temores sobre su seguridad y su vida no son infundados.

Amenazas

A raíz de estas denuncias se abrió la IPP (Investigación Penal Provisoria) Nº 30.164-10. La investigación la lleva adelante el fiscal de la UFI Nº 7, Dr. Marcelo Segarra.
El pasado jueves 9 de setiembre el Dr. Casolatti presentó un escrito a laUFI Nº 7donde se denuncian amenazas a los internos que tuvieron la valentía de denunciar lo ocurrido. El escrito de cuenta de "múltiples llamados telefónicos de internos alojados en la Unidad 48 San Martín, en el que han señalado que en el marco de la denuncias formuladas en contra de agentes del SPB y específicamente en relación al hecho en que esta involucrado el Guardia Ruiz, "han recibido amenazas de diversa índole de parte del SPB, tanto en cuanto a que pueden ser lastimados por otros internos, como así también de ser trasladados de la unidad 48...".
El escrito hace referencia a que las amenazas se han acrecentado luego de que el miércoles 8 de setiembre se les tomara a diversos internos, testimonio judicial en el SUM de la Universidad de San Martín que funciona en la U 48.
El servicio pretende que quienes firmaron el Habeas Corpus retiren y rectifiquen todas y cada una de las denuncias presentadas.

Cuando el gato no está los ratones se divierten
Estos hechos no son casuales ni se inscriben en el marco de la (i)responsabilidad de uno o un grupo de penitenciarios borrachos o drogados. Se trata de un modus operandi del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB). Es parte del negocio.
La cárcel sigue siendo un gran negocio para muchos, no para los presos, evidentemente.
Una semana atrás, el domingo 22 de agosto, otro altercado fue pasado por alto, naturalizándose de esta manera cualquier situación de violencia que se pueda vivir dentro de la Unidad Penal. Se produjo una pelea con armas blancas entre internos, también en horario de visita. Un interno resultó herido y una mujer recibió un corte que casi le hace perder una falange de la mano izquierda.
¿Cómo es posible que un interno ingrese al SUM con una faca? ¿Quién se la proveyó?
Que los internos estén armados en la visita, la presencia de facas y elementos punzo-cortantes es responsabilidad directa de los agentes penitenciarios que son quienes se las facilitan.
"Los fines de semana, los días viernes, hay pocos jefes, y los subalternos se drogan, se emborrachan, hacen fiestas, generan negociados con familiares de los detenidos para ingresar drogas y facas. Esto hace que sea la propia visita un polvorín a punto de estallar", declaró a esta agencia Juan Manuel Casolati, Secretario de Ejecución Penal de la Defensoría Gral. de San Martín.
Casolati fue el único funcionario judicial que se acercó a la Unidad N° 48, ni bien se enteró de lo sucedido el sábado 28 de agosto, a partir de los llamados de los familiares de los detenidos. Durante el recorrido a las instalaciones del penal que realizó el 1 de setiembre, encontró en las bolsas donde los agentes penitenciarios arrojan sus residuos: seis cajas de tetra, dos botellas de vino, una de licor, y un Fernandito.
A los ojos de cualquiera, los hechos revisten una gravedad indiscutible: disparos hacia una multitud indefensa; guardias alcoholizados; golpes indiscriminados a los internos. Pero para Mario Aranda, Director de la Unidad 48°, lo ocurrido en sí no merecía tanta alarma, para él "la envergadura de los hechos ameritaba sólo actuación administrativa interna".
¿Inoperancia? ¿"Vista gorda"? ¿Complicidad? Ocurre que cuando el gato no está los ratones se divierten... con consentimiento del gato, claro está.
"Esta bolsa la llevo a la oficina del director de la unidad" nos dice Casolati refiriéndose a la bolsa que contenía envases vacíos de bebidas alcohólicas, "y recién ahí el director de la unidad "blanquea" el suceso, lo que había pasado ese sábado".

Envases de bebidas alcoholicas halladas por Casolati


Negocios y más negocios

La venta de drogas y facas no constituye un hecho aislado, y mucho menos un negocio exclusivo de los penitenciarios del penal de San Martín, es una práctica generalizada. Según el secretario de Ejecución Penal de San Martín "es una práctica habitual en todos los penales. En los fines de semana se relajan los sistemas de control. Generalmente los directores no están. Dejan las unidades a cargo de subalternos. Los directores saben que paso esto, porque cuando van los lunes se enteran de estos sucesos y no hacen nada. Esto pasa en todas las unidades, pero en San Martín en los últimos meses se ha agravado esta situación." El mismo Casolati agregó más adelante "esto está en conocimiento de los subalternos de la unidad porque son los que permiten, del director y de los directores máximos de las unidades. Y está en conocimiento de jefe de todo el complejo San Martín de apellido Molina (Claudio), que sabe lo que pasa en las 3 unidades y nada hace."
¿Por qué se permite, y de alguna manera se alienta, que esto ocurra?
No estamos hablando sólo de lo que podría pensarse como un pequeño negocio comparado con los grandes negociados que todos sabemos ocurren dentro del sistema carcelario. Tampoco se trata de pensar sólo en lo que el poder político recauda a través de las contrataciones fraudulentas, ni de los negociados con proveedores, ni de las múltiples formas que tienen de hacer caja, todos. Desde el guardia penitenciario a los máximos responsables políticos.
Sólo se puede entender lo que ocurre en el marco de políticas destinadas a mantener el Status Quo. Se trata de políticas para disciplinar el "afuera" y el "adentro". De desarticular cualquier resistencia a las injusticias. Alcohol y violencia afuera y adentro. Palos y balas afuera y adentro. Sembrar el miedo y desalentar solidaridades. Absolutamente coherente con el discurso de la "seguridad". Indispensable para mantener el sistema de opresión. Indispensable para continuar con la recaudación.
Por eso fiscales, jueces y poder político, por acción u omisión, son parte del negocio.
Juan Manuel Casolati, quien debe soportar varios sumarios por sus denuncias opina que "los fiscales están condicionados por los superiores, por el poder político de la Provincia de Bs. As. para investigar este tipo de hechos. Y terminan las denuncias en la nada, archivadas. Denuncias con un montón de pruebas, con un montón de elementos, terminan archivadas." Más adelante el funcionario completa su pensamiento: "El poder político, los cómplices de todo esto no le temen a nada. No le temen a nada porque saben que están protegidos. A lo único que le temen es a la exposición pública, a ser escrachados."

No Denunciarás

El servicio penitenciario de San Martín, nos decía Juan Manuel Casolati, "trabaja con la amenaza constante, directa y concreta de trasladar a cualquier interno que denuncia cualquier hecho irregular". El traslado significa ser apartados de sus familias, a unidades carcelarias lejanas, por esto muchos internos no quieren denunciar las vejaciones que padecen por parte del servicio penitenciario, por temor a que esto ocurra. Así operan, así se manejan, sembrando el terror como motor de su acción.
Los estudiantes universitarios se encuentran amparados por una resolución administrativa, que prohíbe al servicio el traslado de esos internos; el resto de los internos, que no cursan en la universidad, se encuentran desprotegidos y a la espera de la decisión arbitraria de los Jefes del Servicio sobre sus destinos.
Denuncias que se archivan, se cajonean, se minimizan, se olvidan Y la realidad de las cárceles lejos de mejorar, empeora, día a día, quien muere en un pabellón es un número tachado en un registro para el servicio o el poder judicial, los golpes, la tortura, la mala alimentación, las pésimas condiciones habitacionales, son características comunes en muchas unidades carcelarias. "Se naturaliza lo que está mal", expresaba Casolati a esta agencia, y agregaba "(...) sabés que si hacés la denuncia no pasa nada, pero si no la hacés estás siendo cómplice también del sistema, entonces se siguen naturalizando esas cosas, lo que habría que hacer es seguir denunciando esto, y darle visibilidad..."
No Denunciarás es uno de los mandamientos que el servicio introduce dentro y fuera del penal, dentro a los internos, fuera a los abogados como Casolati, que denuncian las constantes violaciones a los derechos humanos dentro de las cárceles. A unos se los traslada, a otros se los recarga de sumarios.
La idea es silenciar voces, aquietar cuerpos, controlar el pensamiento. Mejor no ver, no oír, no pensar, no sentir.
La idea de muchos puede ser esa, pero a toda idea se le contrapone otra: Desnaturalizar el horror, hacerlo visible, es la única manera de empezar a combatirlo, de un lado y del otro del muro.