miércoles, 11 de julio de 2007

SALVESE QUIEN PUEDA

En la cárcel de Coronda, decidimos curarnos como lo hacían nuestros antepasados, nos cuesta conseguir sangre de vampiros, pero nos la arreglamos igual con lo que podemos conseguir. Si Claudio Marino el gerente de I.A.P.I.P nos donara unos miligramos de la suya, facilitaría las cosas para las enfermedades incurables.
En las cárceles del Servicio Penitenciario (SP) recetaban medicamentos apócrifos.
Hugo Peralta
Como noticia es vieja, pero es bueno recordar el pasado para reconstruir un buen futuro. Como es de conocimiento público, se descubrió otro curro en el Servicio medico del SP, los remedios con que nos medicaban no tenían la cantidad correcta de miligramos de la droga que corresponde para cumplir con los tratamientos. Para poder curarnos tuvimos que recurrir a los remedios que nos brinda la naturaleza.
Curaciones naturales.
El dolor de muela, se pasa apoyando la panza de un sapo viudo en el lugar de la dolencia.
Los hongos de los pies se curan con yerba molida o caminando descalzo bajo el fuerte sol para que la tierra seca y bien caliente penetre entre los dedos y se coman los vichitos, la crema que dan acá los engorda.
Para la conjuntivitis, hay que lavarse los ojos con té negro.
Para la gastritis, nada mejor que comer una papa cruda o un trago de crema dental.
Para el hígado un té de altamisa.
Para el corazón lo mejor es el cedrón.
Para la presión alta hay que ser muy tranquilo, por que el Enalapril de 10, puede que tenga 3mm.
Para la gripe lo mejor es aspiras el vapor del eucaliptus hervido.
Para el corazón no importa si estas enfermo, diciéndole al curandero que te duele el pecho te recetan atenolol, luego te saca una placa, y nunca te dice si estas enfermo, llegas a preguntar por los resultados de los estudios y la respuesta es: si no te llamaron es porque no tenés nada. Pero al atenolol hay que seguir tomándolo por las dudas.
No les alcanzaba con fomentar motines y generar muertes violenta de compañeros. Con los nuevos descubrimientos del truchaje de medicamentos, salta a la luz, el accionar de estos muchachos y no sólo del Servicio Medico. ¡Hasta dónde llegará esto! Capaces de cualquier cosa con tal de recaudar fondos. Con razón no pegaban los Piroxicám.
En el año 1998 el celador Solis deja su función y pasa de un día para otro a ocupar el cargo de enfermero. Eso sí, lejos de un matriculado profesional, en una urgencia medica, atendió a uno de nuestros compañeros en el pabellón Nº 2 que se encontraba con un cuadro de infarto, le prescribió un broncodilatador, el cual le produce la muerte en forma casi inmediata.
Como el caso de este enfermero, con el carnet de conductor que no lo acreditaba ni siquiera para el manejo de una bici. Si se investiga a fondo él maneje del SM encontraremos varios casos de esta naturaleza. Celadores que se sacaban el uniforme gris y se calzaban un reluciente equipo blanco. Este era el único trámite que se necesitaba para alcanzar él titulo de enfermero.
Los curanderos te detectan las enfermedades mirando más allá de lo que ven los ojos. Según libros que he leído mirando los budistas, con el tercer ojo ven el aura del ser humano y saben que enfermedad tienen. Pero estos que tenemos en el SP deben ver con el cuarto ojo, El de atrás, y tienen una pastilla milagrosa, por que para toda clase de enfermedad recetan Piroxican.
Más allá de todo esto, muchas cosas no podemos contar porque no nos alcanzarían las hojas de esta revista.
El enfermero Juancito, es el único confiable porque conoce su profesión. Pero como es buen enfermero, en lugar de que se dedique a hacer su trabajo lo pusieron, para acompañar el grupo de requisa. A partir de esta orden no podemos contar con este profesional, que sabe calmar nuestras dolencias como las de nuestra familia cuando caen desvanecidas tras larga horas de espera en la cola de visita•