miércoles, 11 de julio de 2007

Y DE TRANSFERENCIA

Tato, si no tenías poder de decisión o influencias, cómo es que te adjudicas las salidas laborales de otras épocas.
Debe ser que estas salidas están previstas por la ley.
Norberto Aviles


Estimado Tato: Soy el firmante de la nota titulada “LOS PROFESIONALES” hoy en libertad, bajo mí responsabilidad absoluta. Te marco tu primer error de concepto, no es Jorge Cuccia o Crespillo el autor de los argumentos vertidos en ella, aunque a la responsabilidad editora la compartimos junto al resto del equipo de la revista Coronda Ciudad interna.
El segundo error, no necesitas ampararte en la Constitución Nacional y Tratados sobre Derechos Humanos para solicitar derecho a replica y menos el golpe bajo de nombrar a tu familia.
Como siempre fuimos silenciados, matados, torturados e injuriados comprendemos a los que no se pueden defender y abrimos las paginas de la revista para tu carta, si eso hace a tu pretensión de desagravio, en caso de que la verdad sea agravio o injuria.
No somos jueces, solicitamos que los funcionarios cumplan con su deber y denunciamos a los ineptos como vos por su falta de propuesta. Aún hoy se dictan diez días de clase por mes en tu escuela.
Por mis ex compañeros de infortunio no me hecho atrás, y mantengo lo afirmado en la nota. Básicamente en tu ineptitud como docente, al no elaborar planes alternativos y no usar la experiencia de 27 años en la mayor cárcel provincial, para modificar situaciones nefastas para los alumnos, las que conoces muy bien y serian muy largas de enumerar.
En ningún lugar de la nota se te trata de represor aunque yo haya comprobado personalmente tu actitud.
Tampoco se hace mención en ella sobre la masacre del 11 de abril de 2005.
La imagen que tengo sobre Pedro Gómez, el director de la escuela primaria es triste lamentablemente. Recuerdo bien que en compañía del alcalde mayor Esparza en el antiguo lugar de edición de la revista y ante los tres representante de esta publicación nos ofreció corrección y censura a las notas. Nos dijo: “Hay temas que no son convenientes de tratar, ustedes comprenderán muchachos. Si lo desean me ofrezco para corregirlos y decirles lo que no pueden escribir".
La última imagen tuya es patética cuando ante las cámaras y grabadores de los diarios clarín y la capital, intentaste hacerme callar y desviar la denuncia que realicé sobre el estado de la escuela y otros sucesos pocos días después de la masacre. Esto sucedió ante toda la guardia del pabellón Nº 2 y un gran número de internos del mismo donde por la época estuve alojado.
En otras palabras, los hechos expuestos son a tu pedido y absolutamente reales, sin rencores ni olvidos•
n este caso queremos reconocer un error de diseño que impidió que la nota “LOS PROFESIONALES” del 3er número de nuestra revista llevara el nombre del autor, en este lo aclaramos y el contenido de ésta nota intenta dar una mejor orienta-ción, con el objetivo de no crear confusiones.
Si estábamos equivocados con él señor Cacha-relli en creer que durante 27 años fue secretario, sólo fue por sus expresiones, siempre nos dijo “Soy el secretario”.
En su nota hace referencia a que nos motiva el odio y el rencor, se equivoca , a veces tenemos que ser duros ante realidades que son duras, la sociedad tiene que saber lo que ocurre en las cárceles y aprovechamos para orientar su conocimiento. Sólo hemos perdido el derecho a la libertad ambulatoria, entre los muchos que conservamos, uno es: el de la libre expresión.
“Esos chicos que se recibirán de delincuentes y esos que van y viene de las cárceles” al los que tilda como “Son buenos presos y malos ciudadanos” ¿No és su trabajo el evitarlo ya que el estado le paga dos sueldos, el de maestro de escuela y de agente penitenciario?
Los delitos que ocasiona la pobreza y la postergación, es producto de la marginación y exclusión social que se da en la mayoría de los casos, es el resultado de un sistema represivo que oprime y aprieta articulando un engranaje impla-cable con el fin de que giremos entorno a el, devolviéndonos a este gran negocio que es la pri-sión, la cual demás esta decirlo, sólo la pueblan los pobres excluidos por un estado penal.
A pesar de saber y ser consientes de que se nos tornara difícil el conseguir un empleo el día que recuperemos la libertad.
¿Qué pasa con los responsables de insertar-nos socialmente? ¿Qué herramientas nos pro-porcionan para defendernos en la vida libre?
Luchar por la pasificación, montar espacios edu-cativos, laborales, editar medios gráficos, ocu-parnos de compañeros postergados concien-tizándolos para que no les sigan arruinado la vida. Es tarea que venimos realizando desde hace muchos años y no fue precisamente a lo que nos trajeron. Pero decidimos hacerlo al ver las carencias institucionales y la mala predis-posición de los encargados de cumplirla, no decaímos aún cuando se nos ha tratado de subversivos, o cuando han diagnosticados patologías antisociales, o cuando se nos ha tirado a cárceles del sur por luchar por estas causas.
Con respecto a lo que dice, que en la década del 90 fue quien saco a Quique Figueroa a la escuela, no debería alardear ya que sólo cumplía con su trabajo. Tampoco fue en “mi salón” como el dice, donde se monto la Biblioteca, Sala de Infor-mática y Revista “La Esperanza”, fue en un espa-cio público, un espacio de educación, espacio que los compañeros tratamos, a pesar de los obs-táculos de hacerlo participativo y no excluyente.
Nos preguntastamos porque en Ciudad Interna la lista de alumnos que quieren participar es cada vez mayor y a la escuela primaria los chicos no quieren ir. La respuesta es simple: una persona, por más ignorante que sea se da cuenta como la tratan, y no sólo eso, se están empezando a rescatar que un pueblo sin educación es más fácil de someter, aunque lamentablemente esto último tiene plena vigencia en el Instituto Correccional “Modelo” de Coronda.
Si bien es verdad que en la década del 90 junto a otros compañeros, hicimos la revista “La Esperanza”, su colaboración, como la del director de la escuela primaria Pedro Gómez, sólo fue para censurarla, de no haber sido así quizás hoy no tendríamos que lamentar más de un centenar de compañeros caídos en todo este tiempo dentro de este Instituto “Modelo”.
También vemos incorrecto que involucre a todos los docentes, ya que hay excelentes maestros, muchachos con la capacidad y la ética necesaria como para desmentirlo cuando salió a decir por los medios que daba 10 horas de clase por día.
En lo referente al la masacre del 11 de abril en ningún momento se lo había cuestionado. Según él lo único que recuerda haber dicho es, “solamente ellos sabrán por que los hicieron”.
Nos preguntamos porque este señor abre el paraguas.
Sólo le pedimos que viaje al interior de su conciencia y haga memoria haber que más encuentra.