Nos acaba de llegar a nuestra redacción una publicación de la comprometida AGENCIA DE COMUNICACIÓN RODOLFO WALSH. En ella aparecen textos de las compañeras en estado de cárcel depositadas en la prisión de Ezeiza. Pibas con sangre en sus venas que son un ejemplo de lucha al ser capaces de denunciar la represión imperante, también los testimonios de un docente que muchos tendrían que imitar.
Nuestra compañera Blácida Oviedo, que lleva detenida casi 6 años, condenada a prisión perpetúa. Hace 6 meses que tramito su derecho a una visita intercarcelaria con su compañero de vida, que se encuentra detenido en Devoto.
Este derecho esta amparado por la Ley de Ejecución Penal 24.660 en su artículo 72.
Además de la situación de la privación de libertad nuestras condenas sufren el aprisionamiento burocrático para cualquier derecho o beneficio que las leyes amparan.
Este trámite de visita, ya cumplió con sus fechas de espera, aún ella no fue notificada de su visita, aún habiendo autorizado el juez.
Blácida, ha comenzado una HUELGA DE HAMBRE solo de sólidos (consumiendo líquidos), el 2 de diciembre a las 8:30 horas. Ella ya tiene algunos problemillas en su salud, gracias a la mala atención de nuestro famoso “centro medico”, así que nuestra preocupación es que su organismo se deteriore a medida que pasen los días.
Esperamos que la difusión de esta situación, sirva para presionar a las autoridades a cumplir con nuestros derechos, ya que solo debemos cumplir con el castigo de la privación de la libertad y ningún otro extra.
Deseamos que nuestra compañera vuelva a alimentarse. Gracias por la atención.
Compañeras de Blácida
Comunicado por Romina Leotta
¿Hasta cuando la muerte intramuros será algo normal para el SPF?
(AW) Tras el suicidio de la joven, que contó con la inducción y todo el empeño del Servicio Penitenciario Federal, sus “Compañeras llenas de impotencia” escribieron este relato minucioso de los hechos, al tiempo que plantean lúcidos interrogantes desde el encierro y el hostigamiento cotidianos.
Día viernes 27 de noviembre de 2009. Romina Leotta tomaba mate con sus compañeras de pabellón, mas precisamente con las chicas de su rancho, cuando a las 23:15 horas se mete en su celular (celda individual con puerta corredera de material reciclado de los ferrocarriles de vaya a saber que año…) diciendo a sus compañeros que va por un dulce y vuelve e involuntariamente se le traba la puerta, cosa que suele pasar a menudo, y es necesario que la celadora de turno entre con su famoso pique (llave de reja tumbera) para destrabarla. Los celulares se encuentran en un pasillo a lo largo con doce cubículos a cada lado, una de sus compañeras la llama y ella no responde, ahí las chicas reclaman a la celadora que entre a abrirle la puerta, esta tan pancha (la cual nadie sabe el nombre por incumplir con las normas y no llevarlo en la etiqueta de su uniforme), responde que no le va a abrir hasta la hora del recuento, esto se realiza los viernes a partir de las 24:00 horas dependiendo por parte del penal comiencen puede ser hasta cerca de la 1:00 hora.
Llega el recuento aproximadamente 15 minutos después de medianoche y abren el celular de Romina, encontrándola colgada. Salen corriendo a buscar al medico dejando la puerta abierta donde las chicas tienen la ocasión de grabar en sus retinas tan cruenta imagen.
El medico declara a las jefas de turno ya aglomeradas que nada puede hacer por la interna.
El trato a las demás chicas se intensifica, primero aglomerándolas en el llamado locutorio, durante media hora, para que el medico las vaya viendo de una en una, como si de reses se tratara, para luego ir aislándolas en las celdas de castigo a puerta cerrada a unas cuantas de ellas hasta las 7:00 horas del día siguiente, otras al ver lo sucedido se niegan al aislamiento reclamando permanecer juntas después del shock emotivo nervioso que acaban de sufrir.
A partir de lo relatado, solo nos encontramos con preguntas y más preguntas.
¿Que habrá sido por lo que la cabeza de Romina paso en esa hora de encierro?
¿Acaso el SPF no tiene nunca en cuenta cuando una de nosotras se medica para la depresión o para las convulsiones como en el caso de Romina?
¿Por qué solo escuchamos justificaciones insuficientes para que el Servicio se lave las manos?
¿Qué deberíamos hacer para que las correspondientes responsabilidades nos tomen en cuenta?
¿Acaso el afuera es tan insensible ante estos dramáticos hechos?
¿Qué piensan hacer con las celadoras sin nombre y su negligencia? ¿Cuantas vidas más debemos perder para que esto se modifique?
¿Hasta cuando la muerte intramuros será algo normal para el SPF?
COMPAÑERAS LLENAS DE IMPOTENCIA
U. 3 - EZEIZA
Incumbencia
(AW) El siguiente texto fue escrito por un docente del Programa UBA XXII de Educación en Cárceles quien, al indagar por la muerte de Romina Leotta y oponerse a las sanciones que pretendían castigar el duelo –negativa a trabajar- de sus compañeras, recibió respuestas que exhiben sin pudor el Manual del Penitenciario.
El lunes a la mañana, como de costumbre, fui a Ezeiza a dar clases. Pero no pude, no tuve ninguna alumna, todas faltaron por duelo. Porque Romina Leotta, estudiante de la UBA, se suicidó en la madrugada del sábado 28 de noviembre.
Es el segundo suicidio en la cárcel de mujeres de Ezeiza (unidad 3) en este
2009.
Nadie dio la cara para informarme la situación. Después de ingresar y dirigirme a mi lugar de trabajo, tuve que volver a averiguar por qué no había ninguna alumna y las puertas del taller y del centro universitario estaban cerradas. Un maestro que estaba limpiando me explicó muy tranquilo mientras pasaba la franela por un monitor: ah, es que una presa se "suicidó" el sábado (¡las comillas las escenificó con un gesto de duda!). ¿Se suicidó, la mataron? ¿Cómo no me enteré?, pregunté sorprendido por su relato, ¿y cómo se va a enterar?, fue su natural y desinteresada respuesta... claro, para el servicio penitenciario da lo mismo, no cambió nada, una menos en el recuento, ¿para qué informar a la UBA?
Me quedé esperando que llegaran todas las boletas firmadas por mis alumnas justificando su inasistencia. Al rato llegaron Claudia Sobrero y Valeria Ligerón (de la UBA, no están en mi taller). Valeria es, además de estudiante, fajinera de la sección educación. Pero no fue a hacer la fajina porque adhirió al duelo por su compañera, sí fue a estudiar cómo podría denunciar esta muerte. Sin embargo, cuando llegó al patio de educación, que tenía un gran charco de agua sucia porque la rejilla no desagota desde quién sabe cuándo (las cárceles serán sanas y limpias, dice la Constitución), una maestra le pidió que lo limpiara. Valeria le contestó que no lo haría porque no había ido a trabajar y entró al aula de la UBA. A los cinco minutos la maestra la llamó para que se reintegre al pabellón, si no se quedaba a limpiar se tenía que reintegrar. Claudia primero y yo después nos quejamos por esta actitud de la maestra y reclamamos que le permitieran vivir el duelo a su manera, en la UBA, donde ella decide estar siempre que no está trabajando.
Dos maestras del servicio penitenciario me dijeron que verían lo que podían hacer, pero que Valeria tenía grupo de estudio a las 14hs, entonces le correspondía reintegrarse al pabellón, "estas son las reglas, estamos en una cárcel". Una tercera, la misma que le pidió a Valeria que limpie, me dijo que no me metiera porque no era de mi incumbencia "Valeria no es alumna suya, así que esto a usted no le incumbe, no es asunto suyo, ella está aquí para adaptarse, para aprender a respetar las reglas".
"¿Qué reglas?, a ustedes jamás les importaron las reglas, nunca bajaron a todas mis alumnas, nunca las bajaron a horario, nunca dicen nada de los
maltratos físicos que aquí suceden, no respetan los derechos de las presas. Lo que a ustedes les molesta es que Valeria no quiere limpiarles la mugre, juntarles la basura, la misma basura que, para denigrarla y humillarla, tiran a sus pies aunque el tacho esté más cerca. Porque una presa para ustedes es basura, le tiran basura, la tratan como basura. Como trataron a Romina para que en una noche gris decida quitarse la vida", eso es lo que le habría respondido si hubiera tenido valor, porque tanto Valeria, como Romina Leotta, Silvia Nicodemo (1) y tantxs otrxs son de mi incumbencia.
Roberto Ben
(1) Silvia Nicodemo se suicidó a fines de febrero en el mismo penal.