Desde la Unidad Nº 3 de la Ciudad de Rosario Santa Fe nos acaban de llegar unos textos de un compañero encarcelado, Pedro Isac Guerrero “Tito” quien nos manifiesta algunos de los abusos que se vienen cometiendo con los trabajadores en estado de cárcel y nos dice “Todos los compañeros detenidos que trabajamos estamos siendo explotados por la empresa de Institutos Autárquicos de Industrias Penitenciarias (IAPIP), la misma se encuentra a cargo de la Lic. Analia Merlo, quien como rememorando aquella forestal de antaño continua con una política de negrerismo legalizado explotando a los presos”.
Además agrega “He visto a barios compañeros que se han lastimados en sus talleres y ella ni se molesta, total somos presos. Yo me hernie en la panadería y me operaron gracias a una abogada que se movió por mi y encima la operación salió mal”
Además agrega “He visto a barios compañeros que se han lastimados en sus talleres y ella ni se molesta, total somos presos. Yo me hernie en la panadería y me operaron gracias a una abogada que se movió por mi y encima la operación salió mal”
Y finaliza diciendo “Muchachos luchemos por un seguro porque esta empresa no lo tiene, o por lo menos para nosotros y esta señora nos abandona nuestra suerte, total con su abogado Ricardo Salivan arregla todo. Estamos desamparado no solo yo, todos. No dejemos que esto siga pasando. Publíquenlo por favor”
Además para orientar al lector acompañamos esta nota con una que fuera publicada tiempo atrás.
NEGRERISMO LEGALIZADO y Rehenes del concepto
Esta compañía pertenece al gobierno provincial. Adsorbe el 80 % del obraje de la prisión y su manufactura es desarrollada por los detenidos a quienes se le abona un peculio estimulo que no sobrepasan los $ 130. Cuenta con varios talleres. Panadería, herrería, carpintería, bloquearía, chanchería, criaderos de pollos, mosaiquería, radio FM, etc. En el 2007 facturó aproximadamente $ 1.700.000.
Sus ventajas son varias permitiéndole generar trabajo durante todo el año, y a la hora de los pliegos licitatorios toma la delantera... Quien se puede enfrentar a un competidor que no paga energía, no reúne los requisitos mínimos de seguridad y su mayor ventaja la saca de la mano de obra más barata del mercado, por no llamarla esclavitud legalizada.
Los detenidos se ven en la necesidad de realizar las tareas encomendadas para poderse mantener económicamente dentro del presidio, puesto que la institución no les provee absolutamente nada, ni siquiera un jabón. Las compras de mercaderías las tienen que realizar por medio de vales en un comercio dependiente del SPP, llamado Cantina, -una especie de ramos genérales- Lo más lamentable de esto es que para poder recuperar la libertad hay que alcanzar un buen concepto, parte subjetiva, que es lo que piensan y sienten los detenidos.
Este “concepto” es abordado y preparado por el Organismos Técnico Criminológico, que en este caso cuenta con un área de labor terapia en la cual los profesionales se encargan de preparar los informes laborales con las referencia que elevan los maestros con los que cuenta el I.A.P.I.P.
Estos maestros solo están para controlar que los detenidos no falten al trabajo y realicen los forzados trabajos que les encomiendan para que el informe sea favorable, de lo contrario son despedidos y desciende el concepto.
La capacitación laboral la tendrían que llevar adelante ellos pero no es así, esto corre por cuenta de la solidaridad de los mismos compañeros quienes se encargan de enseñarles a los demás.
El trabajo tendría que ser uno de los mayores pilares a la hora de la inserción… y qué efectos puede ocasionar en una persona que es consiente que está siendo explotada por quienes se supone tendrían que enseñarle un oficio, como también a comprender y respetar la ley y la están violentado delante de sus propias narices.
Mientras todos trabajan para vivir, el hombre que se ve obligado a hacer una labor que no le sirve para nada, se siente fuera de la ley. Pero si luego este trata a la Sociedad como fuera de la ley, a quien tenemos que acusar es al estado por no condicionar sus instituciones las que el pueblo paga con sus tributos.
Mientras todos trabajan para vivir, el hombre que se ve obligado a hacer una labor que no le sirve para nada, se siente fuera de la ley. Pero si luego este trata a la Sociedad como fuera de la ley, a quien tenemos que acusar es al estado por no condicionar sus instituciones las que el pueblo paga con sus tributos.
Uno de los factores más influyentes en los elevados índices de reincidencia es el factor económico, y sabedores de esto jamás pensaron en crear talleres en el exterior de la prisión que les permita un salario digno y una salida laboral a los detenidos que se encuentran próximos a recuperar su libertad y por lo tanto en mayor peligro de regresar a la cárcel.
Después de tantos años de abusos y explotaciones no les parece que es hora de ponerse a pensarlo•
*Institutos Autárquicos de Industrias Penitenciarias